Rally Dakar 2017: Otro tucumano será parte de la máxima aventura.


Emmanuel Guevara correrá con una Kawasaki KLX 450 Rally. Se la compró al catamarqueño Javier Demelchori, que corrió varias veces el Dakar y, como él, es especialista en enduro. Juntos se entrenaron en Fiambalá y siguen desarrollando los modelos de sus motos. Acompañados por el asesoramiento de Marcelo Sánchez y Armando Lelli trabajan en un kit dakariano con intenciones de que, en algunos años, pueda ser comercializado. Por el momento, la producción es casi artesanal y en cada entrenamiento los pilotos intentan solucionar inconvenientes y potenciar fortalezas. Por ejemplo, Guevara tiene complicaciones con la torre de navegación que le impide una buena visión de la rueda delantera; también le incomoda la tapa trasera de uno de los tanques de nafta. Hay otros detalles por corregir, y otros que se están corrigiendo, como la refrigeración por aceite, que está a prueba.
A Guevara no le costó demasiado el cambio de máquina. Ni siquiera con todo el equipamiento que demanda una moto para el Dakar. “El primer día cuesta. Lo que sí es nuevo, es la navegación, pero no es lo más difícil. Hay que seguir una sincronización: las notas que van apareciendo, las coordenadas, la hoja de ruta que te detalla lo que tenés que pasar y tener un cuenta kilómetros para ver lo que estás haciendo”, explicó.

Otro más y van cinco. Emmanuel Guevara será el quinto tucumano (se suma a Rodolfo Bollero y los Reginato, Miguel, “Miguelito” y Andrés) que se pondrá el traje dakariano. En su caso, enfrentará el rally arriba de una moto. Crossista y endurista, a Guevara no le tiembla la voz cuando asegura que posee lo necesario para correr. “Lo siento así, es un algo interno”, explicó con su hermana, Emilse, a la par. Su presencia es clave porque, asintiendo con la cabeza, le da más veracidad al planteo, casi filosófico, de su par de sangre. “Se quedaba sin frenos, pero lo mismo terminaba la carrera”, tiró un ejemplo de lo que le sorprende de su hermano. Con 26 años vividos, actitudes como esas se hicieron más habituales y a la familia no le llaman la atención. “Somos mi mamá, mi papá y mi hermana”, detalló Guevara. Emilse interrumpió: “y la moto. Duerme, se baña con ella…”

¿Bromeó? Casi; el dato más que nada es impreciso antes que falso. “No está en mi pieza porque no pude subir las escaleras”, estableció Guevara. Llevar una KTM 250 hasta un cuarto es algo que nadie intentaría, salvo este tucumano que correrá el Dakar. “Lo intenté hace un par de años, pero no se pudo. Rayé un poco la pared y la rueda patinaba porque iba andando; no la iba a subir pechando. Quería sacarme una foto”, recordó entre risas el intento de hace dos años atrás.

Esa pasión por la moto estalló por ver el paso del Dakar. “Fue en 2009 que sentí que debía correr. Fui a ver el paso de los autos con un tío en Fiambalá. Acampamos en medio de los médanos, corría mucho viento, sonaba la alarma de las camionetas, habíamos ido como 48 horas antes porque tenía miedo de que cortaran la ruta y estuvimos en medio de la nada…”, narró. 

Todo eso confluyó, según su descripción, para que la piel se erice y los pelos se paren, todos indicios de que las cosas no estaban en el lugar correcto. “Era como una emoción, pero no sé si de alegría. Era como una desesperación de estar en una moto detrás de ellos, persiguiéndolos”, reconoció. A tal punto llegaba el sentimiento, que no quería estar ahí, o mejor dicho, ahí, pero no así. “Quería saltar y subirme en la moto con ellos y que me lleven”, agregó. 

Encantado

La caravana pasó y las motos se llevaron el corazón de Emmanuel. “Fue lo que más me gustó, pasaban como una sola cosa: máquina y hombre, juntitos”, describió. Guevara nunca más volvió a Fiambalá, hasta… “Hace casi dos meses fui”, siguió contando con énfasis en su voz y nostalgia en la mirada. ¡Y de qué manera volvió! “Fui a entrenarme con mi moto. Al mismo circuito. Me acordaba de que estaba del lado de un cañadón donde los vi pasar y me agarró la emoción: hace ocho años yo miraba y ahora estaba con mi moto, con alguien que ya corrió el Dakar y entrenando para correrlo”, continuó el relato, pero con mucho más tesón. Esa motivación tiene origen en el entrenamiento que hizo con Javier Demelchori, piloto clave para conseguir la moto y con varios rallies en el currículum (ver aparte).

Todo indica que Guevara tiene el perfil Dakar más que exacto. La prueba fue ideada por el francés Thierry Sabine para exaltar el instinto más individualista de supervivencia, lo que él experimentó cuando se perdió en el Rally Costa de Marfil-Niza. “Siempre hago todo solo. A las cosas me gusta hacerlas yo, desde el estudio, lo laboral y el deporte. Quiero llevarme el mérito yo”, se definió Guevara. Esa es la actitud que adopta para su seguridad. “Me da miedo pedir algo y que no lo hagan bien. Yo sé que doy todo, y un poco más también, cada vez que hago algo”, sintetizó.

Al mismo tiempo, posee también lo que los pilotos dakarianos están obligados a combinar: un sentido individualista muy marcado, pero solidario a la hora de asistir a un colega en apuros. “Me gusta solucionar problemas y soy bueno ayudando gente”, cerró su propio retrato. Como lo definió Sabine, el Dakar es un desafío para los que parten y un sueño para los que se quedan. Guevara no se duerme y aceptó el reto.

“La cuestión con las carreras largas es que no sólo hay que tener una buena preparación física y de coordinación, también debe haber un entrenamiento mental fuerte”, explicó sobre su preparación. “Te puede dar el físico, pero si no tenés algo adentro que te incentive a seguir cuando hay 50 grados de calor o 5 bajo cero, no lo vas a lograr”, reflexionó. En lo estrictamente deportivo, Guevara ya realizó un entrenamiento en Fiambalá donde lo sorprendió la nieve (foto) y en Cachi, acompañado por Raúl Becker. El plan de competencia incluye el Campeonato Nacional de Navegación, el torneo de enduro tucumano y el enducross.

“Mi idea es salir a dar lo mejor. Yo lo veo como que me estoy midiendo, no quiero sólo ir a llegar y quedarme con la duda de qué tan lejos podría haber llegado”, explicó. “La estrategia no está definida: no sé si voy a salir cuidando, como todos hacen; cuidar durante los 15 días o cuidar la primera semana y después en la segunda, que hay más asistencia, acelerar”, dijo Guevara. 

Fuente: La Gaceta, 

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