Abril Garzón tiene 16 años, desde el año pasado integra el seleccionado argentino junior de ciclismo y sueña con llegar a competir a nivel profesional en un deporte que comenzó a practicar siguiendo los pasos de su mamá Daniela, ex triatleta y profesora de Educación Física (al igual que su papá). Nacida en Huinganco, un pueblo de apenas mil habitantes del norte de Neuquén, como muchos atletas argentinos debe recurrir a veces a soluciones creativas para juntar fondos y costear los gastos que conlleva una carrera en el alto rendimiento.
En este 2021, con dos compromisos importantes en el calendario -el Argentino de Ruta, que se disputará en Chilecito a fines de este mes, y el Panamericano de Ruta y Pista, que se hará en México con fecha a confirmar (probablemente en junio)-, necesitaba comprar una rueda especial para su bicicleta. Y junto a su familia organizó una rifa, como había hecho ya varias veces, con un primer premio muy especial: su caballo.
“Necesitaba la rueda tapada para poder competir en ruta y también un manubrio de contrarreloj, que son bastantes costosos. Así que buscamos la forma de juntar la plata y pensamos que la rifa era la forma más sencilla de conseguir el dinero”, le contó Abril a Clarín desde Rafaela, donde está entrenando.
“Yo vivo en Huinganco, donde es muy común la venta y compra de caballos, porque son animales de trabajo y transporte, no tanto mascotas. Poniendo mi caballo como premio nos garantizábamos que en la zona se iban a vender mucho los números. Hace varios años que no lo uso, porque para las fechas de las cabalgatas que hacemos siempre con mi familia, suelo estar compitiendo, y un caballo es costoso de mantener, entonces lo metí en la rifa”, explicó.
Esa curiosa recompensa le permitió, además, vender los números a un precio más alto: mil pesos. Como segundo premio se puso un corderito; el tercero, es un chivito; el cuarto, un bolsón de harina; y quinto, un bolsón de azúcar.
La idea le dio resultado porque los 200 números que habían puesto en venta para el sorteo, que se realizará este viernes, se agotaron rápidamente y tuvieron que sacar 50 más.
Como aún no tiene sponsors privados, Garzón se “banca” la carrera con ayuda de su familia. Por eso, organizar rifas con el fin de juntar dinero para los gastos de su carrera no es raro. “Ya habíamos hecho algunas antes para algún viaje u otros gastos. Sabíamos que iba a funcionar”, explicó.
La neuquina recibe también el apoyo de algunos negocios de Huinganco, que colaboran para pagar la nafta de algunos viajes o las inscripciones a las diferentes competencias. Y también del Ministerio de Deportes de Neuquén.
“Desde el Ministerio me ayudan muchísimo, con vales para nafta o pasajes de avión para ir a lugares quedan muy lejos. En 2020, el Argentino de Ruta fue en Formosa y nos pagaron los pasajes de avión a mi papá y a mí. Me ayudan también a cubrir los controles médicos que me tengo que hacer dos o tres veces por año. Y para el Argentino de este año necesitaba una bicicleta, que no tengo, para la contrarreloj individual y ellos me prestaron una. Se ponen bastante“, relató.
“No les pedimos que me compraran la rueda porque un poco queríamos que fuera nuestro el esfuerzo para conseguirla. Y nos fue muy bien. En poquitos días la voy a tener”, agregó, con cierto orgullo.
Del Mountain Bike a la Ruta
Abril se inició en el ciclismo siguiendo los pasos de su mamá, con quien compartía las sesiones de pedaleo sus primeros años. Pronto descubrió el Mountain Bike, que disfruta entrenar en los escenarios montañosos de su pueblo. En 2019, como no tenía categoría para competir en esa disciplina en los Juegos Evita, decidió probar con el ciclismo de ruta. Y mal no le fue.
En la cita de Mar del Plata ganó el bronce y consiguió la primera medalla de la historia para el ciclismo femenino de su provincia. Ese mismo año consechó dos oros (en la contrarreloj individual y los 30 kilómetros) en los Juegos Binacionales de La Araucanía, que reúnen a atletas del sur de Argentina y Chile.
Y eso que para poder entrenar en ruta tiene que trasladarse desde Huinganco hasta Andacollo, ubicado a unos cinco kilómetros, porque en su pueblo no hay ninguna calle asfaltada.
“Mis papás trabajan en Andacollo, el pueblo adonde empieza el asfalto, así que cuando van a trabajar, aprovecho para cargar la bici en el auto y voy con ellos”, contó Abril, que hoy también compite en pruebas de pista.
Como muchísimos atletas argentinos, la neuquina -que aún no debutó con la camiseta argentina, pero entrena desde el año pasado con el seleccionado- sabe lo que es remar contra la corriente y tener que superar obstáculos para seguir adelante con su carrera. Igual, no baja los brazos y sueña en grande.
“Hoy estoy muy ansiosa por el Panamericano de México, que va a ser mi primer viaje al exterior para competir. Ojalá que se haga, pero no me quiero ilusionar tanto porque no hay nada confirmado y se podría suspender por la pandemia”, contó.
Y pensando a largo plazo, agregó: “Me gustaría correr Panamericanos y Mundiales, en ruta y en Mountain Bike. Y también competir en Europa, correr las Grandes Vueltas y llegar al ciclismo profesional”.
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