Escondido en las montañas: Hualinchay riqueza natural y cultural.

Hualinchay es uno de esos lugares mágicos para descubrir, esconde una riqueza natural y cultural que vale la pena contar.  

Paisajes de sueños. Fotos San Pedro Extremo.

A 18 kilómetros de San Pedro de Colalao, aquí en Tucumán. Se encuentra un paraje de esos que parecen de película. Que está como detenido en el tiempo pero no por ello es menos importante y menos bello. 

Desde San Pedro saliendo por ruta 311 hacia las montañas, pasando el caserio de Tacanas, nos vamos a la derecha en una bifurcación, allí comienza la ruta 352. Camino de ripio que seprentea por la montaña. 

Ruta 352 pasando Hualinchay
Mientras avanza el camino vemos como la vegetación cambia. Y claro, de los 1100 metros sobre el nivel del mar donde se encuentra San Pedro subimos en sólo 18 kilómetros 800 metros y pasando Hualinchay podemos llegar a los 3800 msnm. Los grandes árboles típicos de la zona de bosque chaqueño mezclada con yunga, de a poco van cambiando a pequeños arbustos, a cola de caballo y aparecen entre ellos los durazneros silvestres y las típicas plantaciones de Nogal. 

Y hablar de la nuez de Hualinchay es hablar de nuestro producto típico de la zona. A tal punto que tiene su propio festival en semana Santa. Familias tradicionales la cosechan en un característico danzar de amor por la tierra. 

Mientras vamos subiendo nos topamos con pobladores de la zona, con casas con pared de adobe y techo de paja, con caballos y vacas, algún cabrito y cordero pastando. Vamos bordeando el rio majestuoso de montaña que resuena en el silencio. Justamente eso significa Hualinchay: Rio que suena, que brama, agua cristalina y helada de la cumbre que cuando está tranquila sirve como balneario pero cuando viene bravo hay que darle lugar a su paso y esperar. 

Hablar de Hualinchay es hablar de paz, allí parece que el tiempo no pasa más. Es hablar de aire puro que cubre el mundo, de nueces sabrosas, de su gente amable, de quesos de cabra bajados de los puestos, de yuyos curativos, de agua que vibra, de Don Pasayo, de la cultura nuestra. 

Será que estamos tan acostumbrados a no darle valor a lo que vemos siempre? Tenemos que contar lo que es y lo que sentimos al estar en cada lugar. Valorar lo propio y sentirse orgulloso, contar la historia.  

Una de las famosas campanas encontradas en la montaña.

Ese mismo Hualinchay tranquilo fue testigo hace miles de años del paso de pueblos originarios. Por sus sendas cruzaban desde los valles calchaquíes al llano de Choromoro, se dice que habría sido un ramal que usaban los Incas o quizás de culturas anteriores a estas. Fue testigo del desarraigo de los Tolombón y los Colalao por los españoles, emplazados en las nuevas encomiendas de la zona. Ellos dejaron su huella, dejaron sus marcas en piedra. Tal ejemplo es el petroglifo llamado “Mapolito” ubicado sobre el margen del rio ceibalito, una piedra de gran porte que al mirarla desde arriba señala los cauces de ríos y las otras piedras talladas que hay en la zona. Algo increíble, pero que está, como ese Hualinchay del tiempo de los españoles donde también lo usaban para cruzar a los Valles, donde un día un grupo de Jesuitas que transportaban tres campanas de oro para una futura Iglesia en la cumbre fueron abatidos por una tormenta, tiempo después se las encontró y hoy descansan en la parroquia San Pedro Apóstol.  Y más aquí en el tiempo, cuando en Colalao (como lo llamaban antes a San Pedro) arrancaba con el correo postal y cruzaban a mula para dejar cartas en Cafayate con frecuencias semanales. Todo eso pasaba por allí. Y hoy en día sigue siendo la puerta de acceso a los valles, con una ruta, la 352 que une ese paraje con Colalao del Valle, pero que sufre el abandono, cuando podría dar un majestuoso beneficio digno de la zona. 

Pileta camping Hualinchay
Y qué más podemos hablar de este hermoso lugar: Su peregrinación anual a la gruta Nuestra Señora del Valle, donde centenares de fieles caminan desde el pueblo para honrar a la Madre, es algo tradicional y emocionante, una autentica muestra de fe. Su Escuela albergue Teniente Zelaya, Su camping que cuenta con las comodidades para pasar un buen momento en familia y que además tiene una pileta que es llenada por aguas de la misma montaña. Desde allí se puede acceder a una laguna y una cascada con un salto único.

La cultura, tradición y la naturaleza que encierra este lugar es única, difícil de explicar en palabras, que vale la pena vivenciar. Estar allí, mirar, respirar, y decir gracias por esto. Hualinchay te invita a que lo conozcamos, lo respetemos, lo disfrutemos y que lo amemos. 






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