Se viene un nuevo Feriado largo en Argentina: un descanso anticipado para fomentar el turismo.

El fin de semana largo de noviembre (del sábado 16 al lunes 18) representa uno de los últimos recesos del año, anticipando un movimiento turístico que beneficiaría a sectores claves como la gastronomía y la hotelería.



A medida que el 2024 se aproxima a su fin, muchos argentinos comienzan a planificar sus últimos descansos del año, aprovechando las fechas especiales y los fines de semana largos que ofrece el calendario.


En noviembre, uno de los feriados más esperados llega como una oportunidad ideal para una escapada o simplemente para descansar en familia: el Día de la Soberanía Nacional, que conmemora un importante hito histórico, se traslada al lunes 18 de noviembre para crear un fin de semana largo.


¿Por qué es feriado el 18 de noviembre?


El próximo 18 de noviembre es feriado en Argentina debido al traslado del Día de la Soberanía Nacional, una conmemoración originalmente establecida el 20 de noviembre. Este cambio, autorizado por ley, responde a la política de crear fines de semana largos al trasladar ciertas fechas patrias a lunes o viernes, impulsando así el turismo y permitiendo que la población disfrute de un período de descanso extendido.


Esta política busca dinamizar el turismo en destinos nacionales, promoviendo el desarrollo de sectores claves como la hotelería, la gastronomía y el transporte, y generando una fuente de ingresos significativa para las economías regionales.


¿Qué se celebra el 20 de noviembre?


El 20 de noviembre en Argentina se conmemora el Día de la Soberanía Nacional, en homenaje a la histórica Batalla de la Vuelta de Obligado de 1845. Este enfrentamiento tuvo lugar en las aguas del Río Paraná y es recordado como uno de los episodios más importantes en la defensa de la soberanía del país.


La batalla enfrentó a las fuerzas de la Confederación Argentina, lideradas por Juan Manuel de Rosas, contra una poderosa flota conjunta de Reino Unido y Francia, quienes buscaban imponer la libre navegación de los ríos internos para facilitar sus intereses comerciales y estratégicos en el Río de la Plata.


La confrontación ocurrió en un contexto de tensiones internacionales, donde ambas potencias europeas aspiraban a establecer rutas de comercio en la región sin restricciones locales. Ante esta situación, Rosas, gobernador de la provincia de Buenos Aires y encargado de las relaciones exteriores de la Confederación, tomó la decisión de impedir el avance extranjero en defensa de los intereses nacionales. Para ello, ordenó fortificar el paso de la Vuelta de Obligado, una curva estratégica del río, donde se desplegaron gruesas cadenas y baterías de artillería con el fin de detener la incursión anglo-francesa.


A pesar de la superioridad numérica y tecnológica de la flota europea, compuesta por más de 90 buques, algunos de ellos con motores a vapor y equipados con armamento avanzado, las tropas argentinas resistieron con firmeza. Bajo el mando de Lucio Norberto Mansilla, las fuerzas confederadas lograron infligir pérdidas significativas en el lado enemigo, aunque la defensa fue superada tras varias horas de intensos combates. La flota invasora finalmente rompió las cadenas y continuó su curso, pero el alto costo en bajas y daños debilitó la posición de las fuerzas extranjeras.

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